48 horas conmigo

Algunos te dirán que más vale solo que mal acompañado, pero la auténtica compañía la encuentras solo. Cuando aceptas tus carencias, tus creencias y te encuentras (que no perdido) en tu habitación, mirándote las manos y pensando que vivo estás. El duelo lo pasas como tu escojas, pero está claro que acostumbro a salir liberado y con ganas de jugar. Unas veces te engañas y otras te paras a pensar. He sido un especialista en andar a la cuerda floja entre mi propia máscara y la de los demás. En ayudar para gustarme y en gustarte para gustarme más. Hoy olvido todas esas chorradas y me salto lo de gustar.

Pero cuando pasas 48 horas contigo estás a solas con tus motivos. Estás a solas con lo que te hizo creer que habían guerras contra fantasmas que tu mismo creaste. Estás a solas con el dolor, lo aceptas y se hace pequeño. Se hace tan absurdo como cuando no la conociste y ni siquiera sabías a que sabían sus viernes por la noche o sus sonrisas entre sudores de verano. Se hace tan absurdo darte cuenta de que el deseo es infinito, que el amor y la melancolía son oro para un poeta, pero que a su vez los pensamientos pierden fuerza y entiendes que querer de esa manera no te daba cuerda. Que querer si es por esperar más vale que no llegue.

Te das cuenta de que tu vida no tiene más explicaciones ni más discusiones de las que tu mismo puedas darte, y de las que tus seres queridos puedan preocuparse, aquellos que estarán cuando consigas y cuando falles. No necesitas nada más que sufrirlo, alejarte de la culpa que es para los inseguros y sentirte bien por lo ocurrido. Sentirte bien por las copas de champan servidas en distintos sitios, por los sujetadores perdidos y por los labios mordidos. Sentirte bien por haberla conocido y a la vez perdonarte haber perdido el hilo de este cuento que parecía infinito.

La culpa no es de nada parecido, la culpa no es ni siquiera de como fuimos o de como nos conocimos. Hoy la culpa es de lo equivocado que he estado evitando todo esto, evitando estar jodido y sentirme vivo. Evitando enfrentarme a mis carencias y a mis creencias limitadoras para darme cuenta más que nunca, que ahora las puedo convertir en oro. En oro forjado de las mejores aventuras, que ya no me ofendan las palabras, las disculpas o las historias que se dibujan. Que tan solo acepto caminos como quien empieza novelas, como quien entra en un cine y pregunta que película es la más romántica. Solo contemplo las escenas, brindo como brindamos por ellas y dejo la puerta abierta para todas las increíbles experiencias que entran. Todo eso des de que me di cuenta que por quererla, no era ni más ni menos que ella.

Solo soy un poeta al que le gustan las grandes historias, que no es capaz de vivir sin intensidad y que le aterra como a todos, vivir en la rutina, la discusión y la conformidad. Así que por ello, me desvío en esta salida; y nos tomaremos la última cada uno en nuestra vida, en nuestra mesa de otro bar, con otro juego parecido, con otro coctel sin sombrilla y unas risas que nos piden algo más.

Y yo que me alegro que todo vuelva a su lugar.

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Una respuesta a “48 horas conmigo

  1. Te voy a dar un sexyconsejo!
    A pesar de lo mucho o poco que nos guste la soledad, aprovecha cada instante ya sea solo o acompañado, porque ese instante se convertira en único, nunca debemos lamentarnos de lo que tenemos o hemos perdido por el camino, quizás simplemente no estaba en nuestro destino y él se ha encargado de quitarlo, hasta el punto, que por mucho que te guste la soledad, aparece alguien, de la manera que menos te esperabas, pero aparece ese alguien que te rompe tus esquemas, que te gira la vida patas parriba, en definitiva, que te cambia la vida.

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