Hoy vengo con mis mentiras.
Cargado de tormentas sin verdad,
de preguntas sin dignidad
y de respuestas con tonterías.
La culpa no es mía,
dijo ella al partir mis sueños.
La culpa es tuya,
por construir tan pequeño.
Por no ver el mar donde yo veo cielo.
Por no ver el cielo donde yo veo la luz..
Y por todo aquello.
La culpa es de mi padre.
Me dije enseguida, por no enseñarme a emocionarme
por su firme actitud..
La culpa tampoco será de mi madre.
Entonces la culpa es del sistema,
que me aprieta, me ahoga y me tienta
me hace soñar con cosas nuevas
que no tengo pero deseo.
que no consigo pero pierdo
que no gano sino que ansío.
Ansío como el primer beso
de tantos que perdimos.
Hoy me siento sin una brújula que me guíe hacia el sentido.
Hoy me he sentado en las lineas del tiempo, viendo el tiempo.
Ayer me emocioné por nada, sin motivo.
Mañana saldré, cuando sea el mejor momento.
Me encierro sin culpa, sin culpables, sin razones, sin sermones
sin mañanas ni despertares, sin cojones y sin palabras superiores.
nada que calme esta sed insaciable de momentos memorables, que no llegan que no se dibujan, a los que yo no alimento y los dejo pasando hambre, a la sombra de un verano caluroso, al frío de una noche de navidad o las conversaciones absurdas de semana santa.
Me despierto echándole la culpa al mundo, a los dueños.
cuando la culpa es mía, por construir tan pequeño.