3 consejos para los propósitos de año nuevos

3- No te propongas más de 10 cosas.
Seamos realistas si revientas tu libreta de sueños de Mr. Wunderful y la llenas con todo lo que quieres, has querido y querrás hacer… estás soñando sobre papel. Sobre los 10 propósitos estamos tocando casi sobre seguro, lo importante es que te sientas un niño escribiendo una carta a los reyes pero humilde, no como si fueras el hijo del rey.

2- Cuidado con los objetivos anuales.

A veces nos marcamos muchos objetivos que tienen que ver con todo el año, con cambios físico, psicológicos… cosas que no hemos cambiado en años y pretendemos cambiar miles en un mismo año. Lo ideal sería 2 anuales y el resto pueden ser incluso por meses, por objetivos y etc. No dejes que la ambición del super humanoide perfeccionista te aprisione.

1- Cambiar todo de un día para el otro. Meeeeeec.

El error más clásico es pasar de ser un holgazán, tirado en el sofá, despertándote tarde y comiendo pizza todos los días, a ser un super hombre que madruga, come sano, hace deporte y tiene hobbies muy sexys. Eso es un suicidio, porque tus creencias van en consonancia con todo lo que haces, todo se basa en cambiarlas detectándolas. Pero para eso necesitas tiempo e ir asentando nuevas rutinas y creencias. Por tanto empecemos: 21 días levantándote temprano. SIN MÁS OBJETIVOS. Más adelante podemos añadir más cosas cuando levantarse temprano sea algo innato. Entonces podemos empezar a pensar en comer sano, pero no os dejéis engatusar por la esperanza de que durante 21 días podréis hacer mil cosas que nunca habréis hecho, ser eficientes; primero una, después otra.

 

PD: Estos consejos son occidentales y totalmente basados en una forma de ver el mundo capitalista y globalizada donde prevalece la autoperfección por encima del colectivo, la supervivencia y la naturalidad de vivir. Al margen de todo eso, quiero decir que es muy complejo no dejarse llevar por las creencias de toda la vida. Lo que siempre hemos pensado, hay que pararse a recordar y analizar más de una vez. Pero lo esencial es que tampoco os dejéis ilusionar por películas, por grandes idolatrados de la tele, por gente que inspira por sus logros y etc. La perfección también está en la falta de envidia y en una aceptación y somos víctimas indirectas y directas de querernos representar en lo que hacemos porque otros lo han hecho y han sido reconocidos. ¡Cuidado!

 

 


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