Sin querer he cruzado el océano,
esperando que el agua fuera más clara y difusa a su vez.
Queriendo he avivado el fuego en tus ojos,
sabiendo que iba a ser la última y la primera diferencia de tu ser.
He salido y entrado mil veces en mi cueva, donde me oculto
ahora solo quiero que tu seas parte de ella, ni dentro ni fuera.
Solo digo que podrías, por una puta vez, pasar conmigo la efímera eternidad;
de escribir sin tener pulso.