No quiero ser llave de candado perdido.
Ni siquiera sacar el número más alto en el dado,
Si no hay encuentro, no hay tablero, no hay juego.
Quiero hacerte abrir los ojos, como sol se abre paso entre horizonte.
Quiero dejar el aguijón en tu cuerpo después de una noche,
pero no morir al irme lejos, sino vivir eterno como quien se esconde.
Dar rumbo al sin sentido, ir a Roma para encontrarte y perderme.
Coger aviones sin aeropuertos y buscar aeropuertos sin nadie que me espere.
Quiero una fuente de deseos que no funcione con monedas, sino con placeres.
Y caer sobre tu recuerdo mientras duermes como un rayo,
Sostenerme en tus manos como dos trapecistas que se agarran y suben,
Aplastar tu pesadilla y decirte; sigue durmiendo que el mundo sigue, pero tu y yo;
nos bajamos.