Azulrojo

Nota: no cometeré la barbarie estigmatizadora, de escribir sobre indios y hablar como yoda.

«Me siento a contemplar los tallos perfectos de mi rifle nuevo,
veo los niños jugar de lejos, nadie volverá a robarnos lo que es nuestro.
no entiendo sus costumbres, pero necesito sus armas para combatirles, para el miedo.

El olor de la pólvora no se va de las paredes de este tipi,
aunque no pueda oír demasiado, un disparo rompe el silencio en Wounded Knee.
Se para el prado, se para el mundo, se para Dakota, se para el azul del arroyo ante mí.

Como garrote instigador, las fuerzas que nos sublevan llegan a nuestra la aldea,
con sus fuertes caballos y armados hasta las cejas.
Llevan días tras nuestras huellas, y nos rodean bajo el atardecer para quitarnos las armas nuevas.

Ni sabrían lo que es adaptarse a su moneda, conseguirlo mediante sus reglas,
y tener lo suficiente como para comprarme esta bayoneta.
Black Coyote me llamaban, por mi astucia o por mi sordera. Pero tengo claro que esto no me lo quitarán de cualquier manera.

Buscan y rebuscan en cada tienda, no dejan nada ni debajo ni encima de la tierra.
Quieren nuestras armas y llevarnos con ellos, aplastarnos, como hicieron con nuestras praderas.
No van a tenerlo tan fácil para arrebatarme mi preciado rifle, así que forcejeo sin suerte
con el que me la quiere quitar a la fuerza.

Se para el prado, se para el mundo, se para Dakota con mi accidentado disparo.
Miro la mirada bajada de Si Tanka, nuestro líder cansado.
Contemplo como le tapa los ojos a sus hijos, ambos arrestados y desarmados.

Antes del último segundo, entre mi disparo que dio la alarma,
… el justa y necesaria
Para que el coronel Forsyth gritara: nos han disparado.

Y toda la séptima caballería, nos disparara sin reparo.
Descanso posado en el suelo, con mi rifle nuevo
Descanso para siempre en el arroyo, con mis compañeros
donde vagaré por mis intereses, por querer ser como ellos
pero seguir siendo hombre libre, sin marcas de grilletes y muriendo peleando. »