Precisamente fueron las brisas antes que el calor. La mancha antes que el café.
Y mi despertador se tornaba reflejo insano de mi descanso soez.
– No termina el dolor.
No acaba.
– y llega más lejos de donde ves -le dije con la voz descolocada.
Hasta en las más oscuras entrañas el sufrimiento emana,
cual despertar sueño irrascible de tormenta y calma.
– Tu no me abandones –le dije al espejo asustada-
teniendo presente que en el fondo ella es mi otra cara.
Mi sombra olvidada, mi sonrisa falsa, mi confidente y a la vez mi amiga de confianza.
– No te rompas tan deprisa -rogaba a solas acariciando las grietas que se formaban-
Pero no descansaba, solo gritos en silencio y mi cara desfigurada.
Hay veces que uno sabe que no puede rascarse la espalda, pero tiene presente que hay personas que pueden aliviar la rabia.
Aunque ahora me encuentre en la soledad más desdichada floreciendo y marchitando como si de una balanza se tratara, aunque ahora le torne sádica y cansada.
– No me perdones – escupí de mi garganta.
No me perdones si no va a servir de nada.
⬆️ @seexymeero
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✍🏻 @jjjeey
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