Sin apenas ni tener tiempo para mirar las ondas que provoca una piedra al caer en el agua, pasó el tiempo. Creo que tardé mucho en saber escoger una buena piedra ‒ redondeada, concisa y ergonómica‒ para hacerla rebotar en el agua. ¡Qué placer! El agua se adapta a los espacios, los atraviesa, los ocupa, los erosiona, los perfora, los reblandece, los oxida. Y yo tan humano como siempre, que todavía no conozco nada parecido a un rumbo fijo. Parece tan sencillo al observar el río.
No me quiero engañar, no soy una película de hollywood, ni siquiera me aceptarían en el festival de Sitges o en un cineforum elitista de films independientes, en blanco y negro y presuntamente en un idioma exótico. No es porque merezca menos, no es porque merezca poco, es porque seamos realistas: esta no es la historia del camino del héroe. No se de que me tengo que redimir, ni que es lo que debo aprender todavía. Y tampoco sé si ya estoy en el giro que todo lo despunta o soy un simple actor secundario. Ni siquiera sé cuantas piedras hay en este rio.
Sí. Es complicado. No hace falta desvelar el qué, simplemente lo parece. ¿Qué pasa con esas vidas idílicas? ¿siempre siguen vivas en nuestros sueños? Eso es. Creo que los sueños viven en nosotros pero no quieren ser arrancados de ese plano onírico, quieren vivir allí. ¿Pues sabes qué? Mañana me declaro sueño y me atrinchero. Cogeré provisiones, todas esas cosas azucaradas que ya no como por convicción (no por placer) y… comeré palomitas y veré dibujos animados. Viviré de los reboots y de los remakes, me emocionaré con los crossovers y con las odas. Me he cansado de ser mayor, yo también quiero ser sueño.
Ya sabéis de lo que hablo. Eso de vivir sin calcular, sin predecir, sin alcanzar, sin esperar, sin pelear, sin aguardar, sin llegar a las expectativas. Quiero ser sueño para poder siempre estar cerca pero nunca lo suficientemente satisfecho, sino siempre al filo. Quiero ser sueño para sentirme al borde del abismo más veces de lo que me siento cuando contemplo ridículamente el rio atravesar el bosque. A la mierda el asfalto. Yo también quiero deshacer la piedra y convertirlo todo en oro gris. Hacer ciudades accesibles pero suicidamente tóxicas.
Tal vez no puede haber nadie con tantos años como piedras en un rio. ¿Qué podrían decirme ellas? Todo lo que aportan los años y yo aquí lamentándolos. Todo el mundo habla de ellos. Unos envidian, otros ocultan, unos aceptan, otros lo fuerzan… En definitiva parece nadie estar conforme, pero al mismo tiempo toda la vida entera parece diseñada para cumplir unos tiempos establecidos y ¡NO! no se te ocurra caminar fuera de la línea. Ya nos preocuparemos de señalártelo si lo haces, simplemente, no lo hagas.
Quiero hacer un castillo de arena con la misma pasión con la que lo hacía sin importarme si me manchara. Quiero hacer algo concentrado sin importar la utilidad de esto. Quiero no sentirme un títere de cada app, serie, peli, twit, caso, noticia, bulo, post, foto, clickbait.
Quiero ser sueño descendiendo los ríos de mi mismo, como si fuera la primera vez.
Bello relato!! Es tal cual nos sentimos y vivenciamos; todos aquellos que ya hemos transcurrido un trecho de la vida…pero siemore soñando con cada nuevo amanecer; presintiendo que algo nos va a regalar. Un cordial saludo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Qué bello es compartir emociones.
Me gustaLe gusta a 1 persona