Hace tiempo que no escribo.
Ni sobre el frío ni el calor,
ni sobre palabras de amor.
Hace tiempo que no envidio.
Detesto soñar con mejores frases,
esas que embelesan puntos de libro
o sonrisas con las que eclipso.
Hay algo agridulce en los desastres.
Deja, dolor incipiente, que te extinga
Que te abandone sin lastres,
sin palabras huecas ni semejantes.
Simplemente déjame salir de forma digna.
No quiero tu soga juzgando mis metas,
este nudo en la garganta
que estanca mi paladar sin habla.
Me estás empujando a la ladera.
Ponme retos que me deslizaré en ellos.
No pienso saltar, no te daré ese gusto.
Observa cómo inpoluto renazco puro.
Sin luces extraordinarias ni destellos.

Quiero decirle a mi razón que deje de esconderse entre cortinas. Que apague los focos de tanta función suicida y que coja las cuerdas de los relojes que se quedan sin pila para decirle una y no más veces: que nunca se llega tarde si no se es bien recibida.
Una respuesta a “Auto-curación”